31 de marzo de 2014

Despedirse: cambios vitales y cómo afrontarlos

Despedirse de algo que termina para dar la bienvenida a algo que comienza es un acontecimiento por el que, irremediablemente, todos pasamos en nuestra vida. Muchas de las decisiones que tomas implican en menor o mayor medida una despedida: mudarte para estudiar en la universidad, casarse o irte a vivir con tu pareja, cambiar de trabajo, etc. Es importante que seamos conscientes de que la despedida es un proceso al que tenemos que enfrentarnos.

Se trata de decir adiós a etapas vitales, sea un cambio elegido por nosotros o involuntario. Cerrar la etapa que acaba es fundamental para poder seguir adelante en la vida. Incluso has de cambiar de perspectiva para ver el cambio como un momento que puede servirte para crecer como persona.

Te proponemos dos procesos. El primero de ellos es ACEPTAR LA PÉRDIDA. Todo cambio supone una pérdida que has de aceptar. Para ello:

-    Elige el momento adecuado para despedirte: de las personas, de los lugares, de tus hábitos, etc. Se trata de buscar el momento donde se está preparado para hacerlo.

- Haz lo que sea necesario para cerrar la etapa que termina: resuelve asuntos pendientes, habla con las personas que dejas atrás, etc.

-  Realiza un balance de la etapa anterior, de todo lo positivo que ha tenido para ti y también de lo negativo.

 Acepta las emociones que aparezcan, que casi con seguridad serán negativas, pues despedirse no es casi nunca un acto de alegría. Quizás la situación anterior era muy desagradable para ti, y entonces las emociones serán más positivas, pero esto no suele ser lo habitual.

 Celebra un ritual de despedida: Es el momento idóneo para expresar cómo te sientes y recibir apoyo de los demás. Algunos son:

ü  Haz un documento gráfico o algo similar que recoja todo lo vivido en la etapa que termina: escríbelo, haz una presentación con fotos, etc. Esto te ayudará a dejar lo anterior bien ordenado.

ü  Ten una celebración con tus seres queridos, donde tengas la oportunidad de despedirte de ellos. Incluso puedes escribirles algo o decir unas palabras.

- Reflexiona sobre lo siguiente: las despedidas son el resultado de las elecciones que hacemos, pero la mayor parte de ellas son reversibles, así que no te dejes agobiar por el miedo a la pérdida. Sé lo menos trágico posible.

El segundo proceso es READAPTARTE A LA NUEVA ETAPA. Para ello:

 Redacta propósitos o previsiones para la nueva etapa, de modo que te enfoques en nuevos objetivos.

- Date tiempo para adaptarte y reorganizarte. Con seguridad vivirás un desajuste o crisis al cambiar tu contexto vital y tus puntos de apoyo que tienes que tolerar.

- De nuevo, acepta las emociones que aparezcan, sin juzgarlas, considerándolas normales. 

- Planifica tus primeros pasos en la nueva etapa, así dejarás menos espacio a la incertidumbre y te será más fácil.

Valórate como una persona independiente y autónoma, capaz de afrontar este cambio y de adaptarte.

-  Ábrete a lo nuevo: En vez de añorar lo anterior y pensar que era mejor, proponte disfrutar de las nuevas experiencias y vivencias. 

Toda despedida y cambio debe ser aprovechado como una oportunidad. Recuerda que despedirse es un acto doloroso, pero también profundamente valiente y humano, que generará crecimiento en ti.


Roberto Baztarrica

29 de marzo de 2014

¿Tengo un problema con las nuevas tecnologías?


Actualmente las nuevas tecnologías como el teléfono móvil o internet están presentes de manera constante en nuestra vida. Podríamos decir que, aún siendo inventos recientes, se han convertido en imprescindibles. Los frecuentes avances hacen que cada día podamos hacer más cosas a través de ellos (comunicarnos, divertirnos, informarnos, etc.) y que, por lo tanto, los usemos cada día más.


A veces tendrás la sensación, como todos nosotros, que pierdes demasiado tiempo delante del ordenador o con tu móvil, incluso que usar estos adelantos está complicando tu vida más que facilitarla: a veces te abruma tener que responder tantos e-mails o whatsapps, has quedado para verte con un amigo pero en vez de conversar con él te descubres a ti mismo/a hablando con otros a través del móvil, etc. Quizá en alguna ocasión te hayas preguntado si puedes llegar a tener un problema con estas nuevas tecnologías.

Engancharse a estas cosas que nos son tan necesarias y que nos permiten hacer tantas cosas puede ser más fácil de lo que podría parecernos. Por otra parte, estos medios pueden dar pie a multitud de adicciones, por todos los contenidos a los que nos permiten acceder: compras, juegos de azar o apuestas, pornografía, etc. Las señales de que algo no va bien o de que podríamos tener un problema son:

• Cada día pasas más tiempo usando internet o el móvil (sus diferentes aplicaciones, webs, etc.) y este uso no está justificado por una necesidad laboral o de otro tipo.
• El placer o disfrute que te produce su uso (lo que disfrutas viendo webs o usando aplicaciones sobre cosas que te interesen, o comunicándote, etc.) es cada vez menor, por lo que acabas pasando más tiempo usándolos.
• Consideras que pasas más tiempo del necesario o del que te gustaría usando estos dispositivos y has intentado dejar de usarlos tanto, pero no acabas por conseguirlo.
• Cuando los usas notas que estás agitado, que tienes ansiedad, etc.
• Muchos de tus pensamientos se dirigen a cuándo podrás usar una determinada aplicación o cuándo podrás conectarte a internet y lo que harás.
• Su uso está robando tiempo a otras actividades: ocio, trabajo, tiempo con otras personas, etc. Incluso aunque usarlas suponga un problema con otras personas o en el trabajo te ves incapaz de dejarlo. 

Si te identificas con la mayor parte de estos puntos seguramente estés sufriendo bastante, por lo que te recomendamos que valores la posibilidad de trabajar con un psicólogo para superar esta dificultad. Sin embargo, lo más normal es que te identifiques sólo con algunos de ellos. Quizá es un buen momento para tomar algunas medidas que te prevengan de tener un problema en el futuro. Te proponemos algunas:

• Rompe con la rutina de uso de estas nuevas tecnologías. Por ejemplo, si antes encendías tu ordenador nada más levantarte, ahora no lo harás hasta que no te sea preciso para trabajar o acabes tus obligaciones diarias. Si antes usabas las aplicaciones del móvil en todos tus desplazamientos, ahora buscarás una actividad alternativa, por ejemplo leer un libro.
• Recupera tus actividades de ocio sin necesidad del uso de las tecnologías. Por ejemplo, si antes te divertía salir de tiendas, vuelve a salir en vez de hacer las compras por internet.
• Valora el tiempo que te está quitando actualmente (incluso puedes hacer un cálculo exacto) y reflexiona sobre las consecuencias de este uso y lo que podrías hacer con ese tiempo. Haz una lista de aquellas cosas que antes hacías y has dejado de hacer; y planifica volver a hacerlas.
• Limita tu comunicación con otras personas a través de las nuevas tecnologías a favor de pasar tiempo real con ellas: queda más a menudo, etc.

Es importante que recuerdes que medios tan positivos como internet o el teléfono móvil están para hacer tu vida más fácil, es decir, para servirte. Lo que no es positivo es que comiences tú a servirles a ellos, que se apoderen de tu vida. 

Roberto Baztarrica 




27 de marzo de 2014

¿Cuánto más tienes, más feliz eres?

¿Crees que tener más dinero, propiedades… te hace más feliz? Un grupo de investigación sobre la felicidad se hizo la misma pregunta y elaboraron el siguiente estudio. Sus resultados puede que te sorprendan.


A mil personas de 40 naciones de todo el mundo, le hicieron la siguiente pregunta: "¿cómo de satisfecho está con su vida actualmente?" Tras analizar todas las respuestas se comprobó que cuando el PIB supera los 8 mil dólares por persona, la riqueza añadida no aporta  mayor satisfacción vital. De hecho en los países muy desfavorecidos, ser rico no es garantía de mayor bienestar. Y en las naciones más ricas, el aumento de la riqueza tiene un efecto insignificante sobre la felicidad personal.
¿Por qué ocurre esto? Porque cuando tenemos satisfechas unas necesidades básicas y a niveles muy mínimos (comida, una casa…), poseer más dinero incrementa poca o nada nuestra felicidad. Incluso se comprobó, que los más ricos con patrimonios superiores a los 125 millones de dólares, son sólo ligeramente más felices que el norteamericano de clase media.

“Hay gente tan pobre en el mundo que lo único que tienen es dineroAnónimo

Paula Gordillo

26 de marzo de 2014

Salir de la rutina

Las relaciones de pareja de larga duración pueden perder el encanto que tenían al principio. ¿Habéis dejado de hacer cosas que antes os satisfacían? ¿Crees que relación con tu pareja se ha vuelto monótona?

Las parejas se forman debido a una atracción entre ambos y el amor que se genera fruto de esa relación. Sin embargo, con el paso del tiempo se puede establecer una rutina en nuestras vidas que nos impide disfrutar como antes de la relación de pareja. La persona que tanto nos divertía, nos hacía reír, aquel con el que queríamos compartir el resto de nuestra vida, parece que ha cambiado, las cosas no son como antes. Si esto sucede, se van abandonando los momentos de disfrute con la pareja y la relación se deteriora. Incluso podemos llegar a pensar que ya no quiere pasar tiempo conmigo, que ya no nos quiere, o incluso podemos pensar que el amor se ha acabado.

Las rutinas son necesarias en nuestra vida, siempre y cuando haya un equilibrio. Nos hacen llevar un orden y una planificación de la vida diaria, lo que nos facilita el día a día. Sin embargo, de vez en cuanto tenemos que romper con ellas para poder disfrutar de buenos momentos.

Si piensas que tu relación de pareja se encuentra en esta situación es momento de ponerse en marcha. ¿Qué podéis hacer para romper con esa rutina en la que os encontráis?:
  • Buscad actividades para hacer en común, probad cosas nuevas y que os parezcan divertidas para compartir: salir a pasear, hacer deporte, cocinar, aprender a bailar…
  •  Retomar actividades con las que disfrutabais y que hace tiempo que no realizáis: salir a cenar, ver vuestra película favorita, quedar con los amigos…
  • Sorprende a tu pareja con algo que le guste, cuida los detalles. A todos nos gusta que nos sorprendan y esto puede hacer que se “encienda la llama” de nuevo.
  • Dedicad tiempo a pasar juntos. Esto parece difícil, especialmente si se tienen hijos. Permitiros el lujo de poder hacer algo juntos una vez a la semana y de vez en cuando preparad algún momento especial: una cena, un viaje…

Es importante tener en cuenta: este trabajo es cosa de dos. Ambos debéis compartir la responsabilidad de tomar decisiones y proponer actividades para hacer y disfrutar en pareja. Ponedle la ilusión que se merece.

Silvia Abbad-J.A.

24 de marzo de 2014

Inculcando el valor de la responsabilidad

Enseñar a nuestros hijos a ser más responsables es una de las tareas más difíciles que tenemos como padres. Se trata de una tarea que requiere constancia y paciencia por parte tanto de los niños como de nosotros mismos. Es una labor que debemos llevar a cabo desde que son pequeños, de esta forma les ayudaremos a fomentar su autonomía.

En ocasiones nos encontramos padres que refieren que: “mis hijos no hacen nada en casa”, “si no se lo digo mil veces no me hace caso”, “al final lo tengo que acabar haciendo yo porque sino…” etc. Problemas como estos son muy habituales en las familias y los podemos evitar si desde que son pequeños les enseñamos a que cada uno tiene una serie de tareas en casa.
La responsabilidad de los niños se va a adquirir y desarrollar progresivamente, en función de la edad y las capacidades de cada niño. Para ello la presencia de los padres es crucial, ya que ellos son los que les van a dirigir y dar pautas para que puedan lograrlo.

¿Cómo podemos conseguir que mi hijo tenga responsabilidades?:
  •     Delegar en nuestro hijo alguna tarea. Para ello debemos dejar claro qué tarea queremos que haga (recoger los juguetes, vestirse solo, poner la mesa, limpiar su habitación…). Las tareas deben estar adaptadas a la edad de cada niño y a sus capacidades.
  •          La tarea que les vayamos a proponer debe estar explicada de forma clara, exponiendo cuándo y cómo hacerlo. Cuanto más específica sea la tarea mejor. (“mete los juguetes dentro del armario” es más específico “que recoge la habitación”).
  •          Una forma de aprender cosas nuevas es a través de la imitación. Cuando los niños son pequeños es de utilidad que los padres sean modelos y ellos les imiten a hacer la tarea, para que aprendan la mejor forma de realizarla.
  •          Después les podemos dar pautas verbales, dando instrucciones, de cómo llevar a cabo la tarea y poco a poco retirar la ayuda.
  •        Felicitar por el trabajo bien hecho, y en caso que sea necesario dar pautas para próximas ocasiones.
  •      Dejar que se equivoque, evitando hacer la tarea por él. Hay que tener paciencia. Debemos dejar que aprendan de sus propios errores y sean capaces de solucionarlo.

Pautas que tenemos que tener en cuenta:
  •        Ambos padres deben estar de acuerdo con las tareas, no debe haber discrepancias, ya que los niños se podrían aprovechar de ello.
  •        Todos los miembros de la familia deben tener tareas, para que ello no genere discusiones.
  •        Mostrar confianza en él, dándole mensajes de apoyo, como “sé que puedes hacerlo”.
  •        Dedicar tiempo para el juego y el disfrute de actividades en familia.

Si dejamos que los niños empiecen a tener cada vez más responsabilidades estamos favoreciendo su autoestima debido a que se ven capaces de conseguir hacer cosas “de mayores”.


Silvia Abbad-J.A.

22 de marzo de 2014

El diente de león

Cierta persona después de comprarse una casa nueva, decidió plantar un hermoso césped. Trabajó en ello todas las semanas, haciendo lo que le indicaban los libros de jardinería. Su mayor problema era que crecían incesantemente dientes de león por todas partes. La primera vez encontró uno y lo arrancó. Pero al poco tiempo salieron más. Así que acudió a una tienda especializada en jardinería y compró un producto para eliminarlos. La estrategia funcionó durante un tiempo, pero después de las lluvias, en verano, volvió a encontrar dientes de león. Así que paso todo el año arrancando las hierbas.

Al siguiente verano, pensó que ya no brotarían más dientes de león, porque en invierno no había visto ninguno. Pero, de repente una mañana encontró dientes de león por todas partes. Entonces decidió que el problema era el tipo de hierba. Así que se gastó una fortuna en cambiarla. Esto funcionó durante un tiempo. Era muy feliz. Justo cuando comenzó a relajarse apareció un nuevo diente de león. Un amigo le dijo que todo aquello se podía deber a que el jardín de su vecino tenía dientes de león. Así que llevó a cabo una campaña para que todos sus vecinos eliminasen sus dientes de león.


Al tercer año ya estaba desesperado. Los malditos hierbajos seguían campando a sus actos. De manera que después de consultar a un experto local, decidió acudir al ministerio de Agricultura. Después de varios meses de espera, recibió una carta. Estaba muy excitado, ¡por fin un poco de ayuda!

Abrió el sobre y leyó lo siguiente: “Distinguido señor: hemos analizado su problema y consultado a numerosos expertos. Después de las deliberaciones, hemos concluido que podemos darle un buen consejo. Le aconsejamos que aprenda a querer a los dientes de león”.


18 de marzo de 2014

¿Cómo aumentar la calidad del sueño?

El sueño forma parte de la vida cotidiana de cualquier individuo, podemos mejorar nuestra calidad de sueño y prevenir alteraciones de nuestro descanso mediante el fomento de hábitos de conducta saludables.

Existen factores que influyen en el sueño, como son: El ritmo circadiano (los intervalos de sueño vigilia acordes con la luz), factores intrínsecos del organismo (edad, patrones de sueño, estado de ánimo etc.), factores conductuales (hábitos y conductas) y los factores ambientales (disponer de un ambiente conocido, confortable y adecuado a las necesidades del descanso favorece el sueño y su calidad.)

Sobre los conductuales y los ambientales es donde nosotros podemos actuar instaurando una correcta higiene del sueño. Lograremos así conciliar el sueño y mantenerlo creando un entorno ordenado, tranquilo y cómodo.

10 Consejos a tener en cuenta

1.  Ir a dormir solo y únicamente cuando se tenga sueño, adaptando el tiempo de permanencia en la cama a las necesidades reales de sueño, respetando los horarios naturales de descanso según los ciclos de vigilia-sueño.

2.Establecer un horario regular para la hora de levantarse y a ser posible también para la hora de acostarse, garantizando que las horas de sueño son las necesarias para satisfacer un adecuado descanso. Además no desplazar mucho la hora de levantarse los fines de semana.

3.  Hacer deporte o pasear regularmente pero al menos tres horas antes de acostarse. La mejor hora para hacer ejercicio es la primera hora de la tarde. No hacer ejercicios físicos fatigosos des­pués de las 20:00 horas.

4. Evitar siestas prolongadas (no más de 20-30 minutos) y nunca por la tarde-noche.

5. Crear las condiciones ambientales adecuadas para conciliar el sueño (luz, temperatura, nivel mínimo de ruido, ropa cómoda, etc.)

6.  Favorecer una rutina relajante mediante la práctica de técnicas o ejercicios de relajación.

7.Evitar comidas abundantes y/o pesadas antes de acostarse, así como la realización de actividades estresante. Se recomiendan cenas ligeras, una o dos horas antes de acostarse; sin embargo, tampoco se aconseja acostarse con sensación de hambre.

8. No tomar sustancias excitantes como café, té, alcohol, tabaco, chocolate, etc., especialmente durante la tarde o al final del día.

9.Evitar situaciones que le activen o impliquen emocionalmente antes de dormir. Además trata de no llevar preocupaciones a la cama.

10.  Evitar la exposición a luz brillante a última hora de la tarde y por la noche si existen problemas para conciliar el sueño. No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental (ver la televisión, usar el ordenador, etc.).

Todas estas medidas resultan de gran utilidad para favorecer el sueño y un buen descanso. A pesar de ello es recomendable que si existe una alteración prolongada en el tiempo se acuda a un profesional. Descarta la automedicación para favorecer el sueño, si no está recomendado por el médico. Tener en cuenta estas pautas servirá para completar el tratamiento terapéutico.


Lucía Alonso Pérez

17 de marzo de 2014

Nuevo reto: Búsqueda de empleo

En la actualidad el mundo laboral se ha convertido en un nuevo reto vital. Las noticias sobre la crisis y las tasas de paro, no nos ayudan mucho. Podemos decir que buscar trabajo es un trabajo en sí mismo.

La desmotivación comienza a ser generalizada, tanto en jóvenes estudiantes como en adultos y personas mayores que se encuentran en una situación de paro.
Dicha situación genera sentimientos de fracaso y un bajo estado de ánimo, pudiendo desencadenar problemas de ansiedad.

Sentirnos desorientados e incluso confusos es normal cuando las respuestas que recibimos en nuestra búsqueda no son satisfactorias. A pesar de estas emociones negativas no hay que rendirse ni darse por vencido.
Además, es frecuente que tengamos pensamientos contraproducentes que limiten nuestra búsqueda. Estos pensamientos negativos como por ejemplo “no me van a coger” “no estoy cualificado” “seguro que piensan que no valgo” “habrá otros mejores que yo” “no hay trabajo” etc.
Este tipo de ideas nos perjudican y colaboran a que no nos mantengamos activos. Suelen venir relacionados con nuestras capacidades, aumentando nuestros sentimientos de ineficacia; o sobre la situación general del mundo laboral, ayudando a justificar nuestra falta de constancia.

Algunas claves a tener en cuenta en la búsqueda son las siguientes, ¡Toma nota!:
  • Estructura un plan de búsqueda de empleo diario. Debe convertirse en una prioridad diaria, con un horario fijado.
  • Selecciona un área determinada de búsqueda, de esta forma los esfuerzos irán dirigidos a un objetivo determinado.
  • Dedica tiempo a hacer un buen curriculum vitae: atractivo y completo.
  • Realiza una carta de presentación que acompañe a tu currículum vitae. Ayudará a que el responsable de seleccionar a los candidatos tenga una visión más completa de ti.
  • Date de alta en las principales páginas webs de búsqueda de empleo, es cierto que son muchas y registrarse en ellas lleva mucho trabajo. Pero una vez hecho, podrás estar diariamente al tanto de las nuevas ofertas que se ajusten a tu perfil.
  • Ponte en contacto con las entidades y empresas que más te interesen de forma directa. Así podrán contar contigo en los futuros procesos de selección.
  • Si se te dan bien la tecnología anímate a realizar un video-curriculum y probar redes más avanzadas como Linkedin.
  • Durante el tiempo de búsqueda, continúa tu formación. Inscríbete a cursos que te mantengan activo y puedan completar tu experiencia. Ten en cuenta la relevancia que tienen los idiomas a la hora de enfrentarnos a una entrevista de trabajo.

En algún lugar hay un hueco para ti. Elimina las ideas negativas y pesimistas. Márcate un objetivo y ten paciencia. ¡No te rindas!


Lucía Alonso Pérez

13 de marzo de 2014

¿Qué sabes de la cafeína?

Estas afirmaciones son ¿verdaderas o falsas?:

1.    La cafeína es una droga
2.    Consumir cafeína de forma moderada no es malo para la salud
3.    La cafeína tiene un alto valor nutritivo
4.    Consumir cafeína ( café, refrescos de cola…) disminuye los niveles de alcohol en sangre
5.    La cafeína puede disminuir el apetito
6.    Es recomendable tomar bebidas o alimentos con cafeína cuando hay problemas de sueño

¿Te ha resultado fácil? ¿Hay en alguna que hayas dudado? En el post de hoy daremos respuestas a estas preguntas y hablaremos de algunos de los efectos de la cafeína en nuestro organismo, centrándonos en el nivel mental y emocional.

La cafeína es un estimulante del Sistema Nervioso Central (cerebro y médula espinal) y como tal, su consumo influye en todo el organismo.

La cafeína se encuentra en estado puro en el té, semillas de cacao o de café… Pero quizás la mayor parte del consumo se concentre en productos procesados como el chocolate, refrescos de cola, bebidas energéticas o café. Seguramente tomes más de uno de estos productos y, en dosis moderadas, se ha observado que aportan beneficios como una mayor concentración, mejora del rendimiento y favorece el estado de alerta y vigilia, es decir, “nos mantiene despiertos”. Pero cuando su consumo es excesivo, podemos sentirnos ansiosos, decaídos, inquietos, tener dificultades para dormir, tener nauseas o que se produzca un incremento de la tasa cardíaca. En estos casos, nuestra atención y rendimiento, se verían seriamente perjudicados. 

También se ha demostrado el carácter adictivo de la sustancia, aunque hay que señalar que esta dependencia varía enormemente de unas personas a otras. De hecho, las personas que abusan de la cafeína si dejan de tomarla, sufrirán el famoso síndrome de abstinencia. Podrán sentirse más cansados y somnolientos, irritables, menos hábiles y débiles físicamente.  Es por esta razón por la que se considera una droga, porque pueden aparecer respuestas de tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia. 

El consumo de cafeína está muy normalizado y a pesar de que es una sustancia tan conocida, sigue habiendo ideas erróneas sobre ella. Quizás las más conocidas son que reduce el nivel de alcohol en sangre o que engorda. Para que el consumo sea responsable, lo ideal es tener la máxima información posible.

En resumen, consumir cafeína de forma moderada puede mejorar tus funciones cognitivas pero pasado un límite, ocurre todo lo contrario. Del mismo modo, consumir cafeína cuando se tienen una prueba importante o problemas de sueño no parece ser recomendable ya que al ser una sustancia estimulante, puede generar mayor nerviosismo y bloqueo mental.


Respuestas:

1= V;  2=V;  3=F;  4=F;  5=V;  6=F

Paula Gordillo

10 de marzo de 2014

Psicología positiva

La psicología positiva es una disciplina dentro de la psicología que nos recuerda que la psicología no se centra sólo en el malestar, la enfermedad de las personas, sino que también trabaja para el bienestar y la felicidad de ellas. Una definición formal es: “La psicología positiva es una rama de la psicología, que busca comprender los procesos que subyacen a las fortalezas y emociones positivas del ser humano”.

M. Seligman, precursor de este enfoque de la psicología, muestra su interés por trabajar en los aspectos positivos del ser humano, basándose en estudios científicos. Seligman considera que hasta el momento ha habido un excesivo interés por parte de la ciencia a estudiar la enfermedad y los problemas de las personas y cómo ponerles solución. Sin embargo se ha olvidado estudiar cómo mejorar la calidad de vida, el bienestar. Para el psicólogo, el estudio de la salud, el bienestar y la felicidad es tan importante que el estudio de la enfermedad.

La psicología positiva pretende ampliar el foco de interés, sin dejar de lado el trabajo de los trastornos psicológicos, fijando sus objetivos en promover cualidades y fortalezas de los seres humanos.

La psicología positiva se interesa por:                                   
-   El bienestar subjetivo (la "felicidad").
-   Los estados de ánimo y las emociones positivas: alegría, risa, satisfacción, interés, amor romántico, elevación, "fluir"...
-   Los placeres sensoriales, intelectuales y estéticos.
-   Las fortalezas y las virtudes.
-  Prácticas saludables como el optimismo, la gratitud, la meditación, el ejercicio físico o la expresión artística.
-   Los intereses, las habilidades y los logros.
-   Las relaciones personales positivas.
-   Las instituciones (educativas, laborales, políticas...) positivas.
-   La transcendencia y el sentido de la vida.

Un ámbito que trabaja la psicología positiva es la prevención. Gracias a ella podemos impedir la aparición de problemas y enfermedades o que el grado de intensidad de éstas sea lo menor posible.
Esta rama de la psicología se encuentra en crecimiento, por lo que en el futuro todavía tiene que desarrollar instrumentos valiosos y formas de intervención eficaces. Lo que sí esta claro es que todos podemos ser felices y mejorar nuestra calidad de vida, independientemente de si tenemos algún problema o enfermedad.

Silvia Abbad-J.A.

9 de marzo de 2014

Autocontrol. Test de Marshmallow

¿Quién no ha actuado alguna vez de forma impulsiva? ¿Quién no ha caído alguna vez en la tentación? Os mostramos un experimento clásico en la psicología, donde vemos con claridad como hay personas que resisten mejor que otras a la tentación. 


El vídeo es una réplica de la investigación que llevó a cabo Walter Mischel en la Universidad de Stanford en el año 1972 y a la que denominó el “Test Marshmallow”. El procedimiento que eligió fue el siguiente: a niños de 4 a 6 años, les llevaba a una habitación libre de distractores y les ponía sobre la mesa una golosina. Les indicaba que si eran capaces de aguantar durante 15 minutos sin comerse el dulce, le daría otro como premio. Tras esto salía de la habitación y registraba la conducta de los niños.
Se observaron principalmente tres respuestas: comer la golosina, intentar distraerse e “ignorar” el dulce o jugar con el caramelo pero sin comerlo.

La conclusión más evidente fue que cuanto más pequeño era el niño, menos auto-control presentaba y más probable era que acabara comiéndose la golosina. Sin embargo, se hizo un seguimiento a lo largo de los años y se observó que aquellos niños que habían conseguido vencer a la tentación, eran más exitosos académica y socialmente y tenían una mayor inteligencia emocional. Por el contrario, los chicos que habían presentado menor auto-control, tenían una baja autoestima y una escasa tolerancia a la frustración.

A pesar de todo, la aportación más interesante que este estudio hizo en la psicología fue el Principio de éxito. Según el cual las personas que son capaces de aplazar sus gratificaciones, son más propensas a tener éxito. Es decir, se marcan objetivos y propósitos a largo plazo y luchan para conseguirlos.
En resumen, podríamos decir que una persona con autocontrol es aquella capaz de controlar no sólo sus conductas, sino también sus pensamientos y emociones para conseguir sus objetivos.  
No te preocupes si en alguna ocasión te dejas llevar por tus impulsos, es parte de la condición humana. Pero si quieres conseguir aquello que te has propuesto, el único camino que te lo hará posible es el de la constancia, perseverancia y esfuerzo… En definitiva, el autocontrol.

Paula Gordillo


6 de marzo de 2014

Sigo enganchado/a a... ¡Mi Ex-pareja!

Aunque parezca extraño no siempre que se rompe una relación, desaparece el vínculo con esa persona. Puede haber pasado mucho tiempo y que sigan presentes muchas emociones que boicoteen nuestros intentos de pasar página.

Normalmente cuando esto ocurre seguimos reviviendo hechos del pasado, pensado qué hicimos mal o imaginando cómo hubiera sido y, mientras ocurre todo esto nos olvidamos de lo más importante, vivir nuestro presente. Nos instalamos en el pasado o en el futuro pero es en nuestro presente, donde vamos a encontrar la cura para aliviar nuestro sufrimiento.

Seguramente estés pensando que es muy fácil decirlo pero más difícil conseguirlo, y es cierto, va a ser un duro camino. Pero ten siempre presente que al igual que aprendiste a querer a esa persona también puedes aprender a desengancharte de ella.

Veamos qué puedes hacer para conseguir “desengancharte” de tu ex:
  •          Acepta lo que ha ocurrido. No luches contra la realidad.
  •          Cambia el chip. Es decir, deja de darle vueltas a los mismos pensamientos y recuerdos una y otra vez. Sé realista y no te dejes llevar por ellos. Puede ayudarte determinar hasta qué punto es objetivo lo que piensas, si te sirve de algo pensar de ese modo o si realmente es tan catastrófico lo ocurrido. Y ten en cuenta que un pensamiento no tiene que ser el reflejo de la realidad.
  •          Conoce a otras personas pero evita compararlas con tu ex. Como hemos dicho, tienes que vivir el presente y tu ex forma parte del pasado. Además, puedes estar perdiéndote o dejando pasar a personas muy interesantes y quién sabe… quizás a una buena pareja.
  •          Si crees que tienes muy idealizada a tu ex pareja, puede que te sirva hacer un listado con sus puntos débiles o defectos. El objetivo no es odiarle sino comprender que no hay nadie perfecto, bajarle del pedestal y comenzar a pensar en nuestra ex pareja pero de un modo más realista.
  •          Cuando tu estado de ánimo esté un poco decaído, puede ayudarte quedar con amigos, hacer algo que te guste o practicar deporte. Y prohíbete hacer aquellas cosas que te entristecen más como ver fotos suyas, escuchar música triste, meterte en la cama a llorar o ver una película romántica.
  •          Elimina a tu ex de tus temas de conversación. Aunque es difícil no sirve de nada darle más vueltas a la ruptura ya que al hablar siempre de esa persona conseguirás que siga formando parte de tu presente y además, resultarás una persona muy pesada y negativa. Puede ayudarte pedirle a tus amistades que no te hablen del tema o que no te den información sobre tu ex.
  •          Tira o dona aquellos objetos que puedan recortarte a tu ex pareja o a la relación. Seguramente verlos te perjudica más que beneficiarte.
  •      Por último te recomendamos que si consideras que no puedes hacerlo solo o te encuentras muy decaído, acudas a un especialista. 

Deshacerme de ti fue eso, des-hacerme.
Ahora me toca armarme de nuevo, ahora sí, con armas.

Edgar Oceransky

Paula Gordillo

3 de marzo de 2014

El Autoconcepto: ¿Quién soy yo?

¿Cuántas veces os habéis preguntado: quién soy yo? Es muy complicado responder a esta pregunta, ya que tendemos a repetir lo que los demás consideran de nosotros, y definirnos en función de lo que nos trasmiten desde el exterior.

El autoconcepto y la autoestima están íntimamente relacionados, pero no son lo mismo. Ser consciente del concepto que tenemos de nosotros mismos de un modo realista, puede generar tanto una alta como una baja autoestima. Todo depende del valor que le demos a nuestra propia definición.

El autoconcepto es la imagen que tiene una persona de sí misma: es lo que “yo soy”.
  • La suma de opiniones, ideas, valoraciones y sentimientos que cada individuo forma sobre su propio yo.
  • Nuestras características y capacidades tanto personales (habilidades, rasgos físicos, etc.) como sociales.
Todas ellas pueden ser valoradas como positivas o negativas, independientemente de si me gustan o no, dando lugar a diferentes sentimientos.


El autoconcepto no es algo innato pero forma parte de un continuo, cada persona lo va construyendo a lo largo de su desarrollo, a través de las experiencias que vive, de las valoraciones que hace de las mismas y a través de las opiniones y valoraciones que recibe de los demás.

A lo largo de dicho proceso, debemos conocer el conjunto de aspectos que conforman nuestro concepto. Un buen manejo de fortalezas y déficits facilitará que podamos fomentar los aspectos más positivos y potenciarlos para equilibrar y solventar aquellas limitaciones que presentemos.
Aprender a conocerme para lograr conocer a los demás, saber valorar sus cualidades, del mismo modo que llegaremos a comprender y respetar sus dificultades.

¿Un autoconcepto realista en los niños?
Por todo ello debemos prestar atención a la formación del autoconcepto de los niños y contribuir a que la imagen que tengan de ellos mismos sea adecuada, realista  y positiva. De esta manera se desenvolverán con facilidad  en las diversas situaciones y tendrán una autoestima sana.
La familia y la escuela constituyen las dos principales influencias de formación del autoconcepto. Son lugares donde pasan por múltiples experiencias de éxito y de fracaso, tanto a nivel académico como social, donde ponen a prueban sus habilidades y capacidades. Por tanto debemos estar atentos para detectar sus debilidades y realzar sus fortalezas.


“Es importante conocerme a mí mismo para enfrentarme al mundo.”

Lucía Alonso Pérez

2 de marzo de 2014

Prevenir la obesidad infantil

Cifras de los últimos años indican que casi un 20% de los niños españoles son obesos. Si tienes un hijo, seguramente te hayas preguntado en alguna ocasión cómo hacer para alimentarle bien. Nos gustaría decirte que la justa preocupación por cómo dar de comer a un niño es legítima, al igual que lo es decidir qué colegio te parece el adecuado para escolarizarlo, o controlar lo que lee o ve en la televisión.
 
Que un niño padezca obesidad afectará a su desarrollo y su vida diaria. Ya en la infancia el exceso de peso produce enfermedades físicas y cambios anatómicos en el cuerpo del niño. Además de esto tu hijo podría sufrir problemas psicológicos como baja autoestima o problemas para relacionarse con otros niños. Ser obeso en la infancia es un riesgo para mantener esa obesidad a lo largo de la vida adulta. 

Por ello, sin obsesionarte, has de poner atención en qué come tu hijo. Nuestra recomendación es que el criterio para decidir su alimentación sea la salud, es decir, que el niño coma aquello que le permita estar saludable. No es adecuado trasmitir a tu hijo preocupaciones estéticas (asimilar el sobrepeso con la fealdad), que son propias de la edad adulta, y que podrían generar malestar y problemas psicológicos futuros en el niño.

Para tener éxito en la regulación de la alimentación, te recomendamos que los cambios que introduzcas se puedan mantener a lo largo de la vida, ya que de nada sirve llevar a cabo cambios extremos que no se podrán mantener siempre y generarán seguramente desórdenes en la alimentación y el frecuente efecto rebote (ganar incluso más peso del que se había conseguido bajar).

Por ello, te proponemos una serie de cambios que podrías introducir en la alimentación de tu hijo para que sea más saludable:

• Su menú debe ser variado y sin reducciones calóricas drásticas. Dicho esto, se recomienda: usar cereales integrales y lácteos desnatados, no abusar de la carne roja o sus derivados y promover el consumo de legumbres y frutos secos.
• Las raciones que le sirvas han de ser adecuadas a su edad, no sólo es importante la calidad sino también la cantidad.
• Los alimentos poco saludables o que contengan un exceso de calorías (algunas bollerías industriales, por ejemplo) no deben estar a la vista, ni ser alimento habitual en la despensa de tu casa.
• El agua es la bebida que mejor calma la sed. No recurras a dar a tu hijo zumos por sistema, si contienen exceso de azúcar, ni mucho menos bebidas carbonatadas.
• Genera un cambio de hábitos en tu hijo:
            • Hacer ejercicio adecuado a su edad y su condición física. Te recomendamos   los deportes pautados (por ejemplo, apuntarlo a natación o un equipo de un   deporte que le guste). También es importante recordar que los niños aprenden          con el ejemplo, así que practica deporte tú también.
            • Reduce las actividades sedentarias. No es adecuado más de 2 horas de           televisión al día. Lo mejor es que lo eduques para que se divierta haciendo    otras cosas más activas.
• Haz de la comida un momento agradable y un tiempo de compartir. Intenta que la mayor parte de las comidas sean en familia.
• Se recomienda que los niños aprendan a comer despacio; inténtalo con tu hijo.


Sobre todo y más importante, recuerda que tu objetivo es que tu hijo tenga una relación saludable con la comida, que tenga feeling con ella. Evita trasmitirle una preocupación obsesiva por ella o la idea de que comer es peligroso. Disfrutad comiendo juntos. 

Roberto Baztarrica